por Ana M. Serrano | 13, 07, 2011 | Relatos
Las calles blancas y frías imponen la ley del silencio, un silencio que sólo el silbido de un viento gélido se atreve a romper. El mismo que golpea las contraventanas aún abiertas para permitir que la habitación se ilumine con los últimos suspiros de esa pálida luz...